domingo, 2 de octubre de 2011

Los primeros tiempos

Plano de montevideo en 1726
Los fundadores apenas pasaban el centenar en 1724 y eran poco más de trescientos cuando Zabala dispuso la instalación del primer Cabildo.

La planta de la nueva ciudad fue trazada por el ingeniero Domingo Petrarca, disponiendo las manzanas y los espacios públicos según las Ordenanzas de Indias. Del mismo modo se definieron las tierras del ejido y propios, tras lo cual, el capitán Pedro Millán realizó el empadronamiento de los primeros vecinos. Estos fueron agraciados con solares urbanos, chacras de labrantío en los alrededores y suertes de estancia en la jurisdicción.

En diciembre de 1729 se instaló el Cabildo, que empezó a sesionar el 1º de enero de 1730. Tal como lo estipulaba la legislación indiana, era el único órgano que podía ser integrado por criollos, siempre que fueran vecinos e "hijosdalgos de solar conocido". En la primera elección se excluyeron, como estaba prescripto, judíos, moros y mulatos, pero se admitieron analfabetos -transitoriamente- en virtud de las especialísimas condiciones del lugar.

La ciudad creció rápidamente durante el siglo XVIII. Entre 1742 y 1780 se construyó la fortaleza, con sus poderosos bastiones enfrentados al mar, sus cincuenta piezas de artillería y su profundo foso. El Fuerte de San José, en su interior, sede del gobierno, completaba el aspecto inexpugnable de la plaza. En la bahía que abrigaba su puerto de aguas profundas, anclaban los barcos de la flota real y a partir de 1740 los navíos autorizados para el tráfico negrero.

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