jueves, 28 de abril de 2011

El imperio azteca


La gran ciudad de Tenochtitlán, obra de Diego Rivera
 
Los aztecas formaron un poderoso imperio en lo que hoy es México. Se organizaban en una confederación de ciudades: Texcoco, Tlacopán y Tenochtitlán; aunque el emperador residía en esta última. Era un pueblo guerrero y su dominación se dilató durante 150 años, hasta su conquista por Hernán Cortés entre 1519 y 1523.
El emperador azteca tenía un poder ilimitado y los estamentos más influyentes eran los sacerdotes y los guerreros, el principal apoyo del emperador. La mayor parte de la población eran artesanos, agricultores, servidores públicos, etc. Había esclavos que se empleaban en la agricultura, el transporte, etc. La educación era muy importante para los estamentos superiores. La enseñanza de la religión era muy importante, pero también se aprendía escritura, lectura, historia y música.
Los aztecas cultivaron la astronomía. Determinaron con gran precisión las trayectorias del Sol y de la Luna y predijeron eclipses. La observación del cielo les permitió también predecir las heladas o establecer las características de los vientos dominantes, algo muy importante para la agricultura y el bienestar del imperio.
Sus dioses más importantes eran Quetzalcóatl, creador de la tierra y de las personas y Huitzilopochtli, dios de la guerra, al que ofrecían sacrificios humanos.
A pesar de la prosperidad, los pueblos dominados por los aztecas estaban descontentos. Como soporte de su economía contaban con la recaudación de tributos a los pueblos vencidos. Esta práctica, junto a los sacrificios humanos, hizo que los aztecas fueran odiados y temidos por los pueblos a los que sometían. Por eso, Hernán Cortés pudo conquistar el imperio azteca en apenas tres años.

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