La economía de Uruguay es el resultado de la combinación de los recursos naturales del país con una población altamente alfabetizada, una estructura empresarial diversificada y una fuerte presencia del Estado.
Si bien históricamente la producción estuvo basada en la agropecuaria, en las últimas décadas el peso de otros sectores de la economía creció considerablemente. En 2009 las actividades primarias representaban el 8,6% del producto interior bruto, las industrias manufactureras el 13,9%, el comercio el 14,5%, la construcción el 7,3%, el transporte el 7,5% y otras actividades el restante 48,2%.
Los ganados ovino y bovino son los más importantes. Carne, lana, cuero y otros subproductos constituyeron siempre las principales exportaciones. La producción de ganado ovino se concentra en el norte del país, en los departamentos de Artigas y Salto aunque, en menor medida, se encuentra en el resto del país. El ganado bovino se encuentra en todo el territorio, con más predominio en el sur del país.
De menor relevancia a nivel histórico, pero en franco desarrollo para la economía son los cultivos agrícolas, entre ellos, el trigo, el arroz y la soja.
Los recursos minerales son escasos, pero la industria ha crecido gracias a las importaciones de combustibles y materias primas. En el norte del país (Artigas) se desarrolla la extracción de ágatas y amatistas, con gran potencialidad de darle valor agregado a su exportación.
La red caminera es buena y el turismo crece rápidamente. El turismo y los servicios financieros constituyen importantes recursos económicos.
Uruguay posee aproximadamente 8.100 km2 de monte nativo y unos 8.500 km2 corresponden a especies exóticas (en especial de eucaliptos y pinos), las que registran un crecimiento relativamente más rápido que las autóctonas, representando algo más del 4,5% del territorio. La superficie forestal viene aumentando año a año, desde que las fábricas de pulpa de papel son un controvertido hecho en nuestro país y las empresas forestales como Estora Enso o Weyerhaeuser poseen algunos cientos de miles de hectáreas forestadas, que se suman a la superficie forestada de Forestal Oriental y Fymnsa.
ResponderEliminarEn diciembre de 1987 se promulgó la Ley 15.939, de promoción de la forestación "artificial" y de protección al monte nativo. Las ventajas establecidas por la ley y el aumento de la demanda internacional de madera, determinaron la expansión de esta actividad económica. Detrás de este modelo está el interés, estímulo y promoción de algunos organismos y programas de ONU y de bancos multilaterales -como el Banco Mundial- que dieron asistencia financiera al desarrollo de la actividad.
Exoneración tributaria, reintegros parciales de los costos, acceso a líneas especiales de crédito, exoneración de aranceles para la importación de insumos y bienes de capital, son las ventajas que han favorecido el desarrollo de esta actividad que ha captado importantes inversiones extranjeras. Pero se debe tener mucho cuidado y saber regular los impactos ambientales y socioeconómicos de la forestación. Estos grandes monocultivos con especies exóticas, en nuestro territorio aceleran la pérdida de biodiversidad, erosión de suelos y pérdida de recarga hídrica. Además son empleos de carácter zafral con bajas remuneraciones, inestabilidad y malas condiciones de trabajo.
Se viene trabajando fuertemente para evitar esta situación mediante el control de los ministerios de Trabajo y de Ganadería, Agricultura y Pesca.
La producción está dirigida al mercado internacional, en particular para la industria papelera: entre el 70% y el 80% de los cultivos se orientan a la producción de madera pulpable. Como la forestación tiene un retorno recién a los 7 o 10 años como mínimo, implica riesgos, en especial con relación a los precios en el mercado internacional.
Río Negro, Paysandú, Rivera y Tacuarembó son los departamentos que tienen la mayor superficie forestada.
Uruguay posee aproximadamente 8.100 km2 de monte nativo y unos 8.500 km2 corresponden a especies exóticas (en especial de eucaliptos y pinos), las que
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