Las enérgicas medidas adoptadas convirtieron a Irala en gobernador de Asunción por decisión de sus soldados, pero el emperador Carlos V dispuso el envío al Río de la Plata de un segundo adelantado: el marino Álvar Núñez, conocido por su apodo "Cabeza de Vaca". Venido del Caribe, donde había tentado toda suerte de aventuras y emprendimientos comerciales, llegó al cono sur a fines de 1541.
El segundo adelantado dividió a sus hombres para la exploración del territorio: personalmente, intentó el camino terrestre a Asunción desde Santa Catarina, cruzando el Matto Grosso a lo largo de cinco meses, en una de las travesías más heroicas de la conquista. En el trayecto descubrió las Cataratas del Iguazú, logrando medir, además, la distancia y las dificultades que separaban a Asunción de la costa atlántica. El otro grupo de la expedición siguió a la nave capitana por vía marítima y fluvial y luego de más de dos mil quinientos kilómetros, arribó a la ciudad en el otoño de 1542.
Álvar Núñez consideraba a la encomienda como una forma de esclavitud y proponía suprimirla. Esto produjo grandes resistencias en el grupo de españoles beneficiados con la política de Irala y aunque éste no apareció en primer plano, el motín que finalmente derrocó a Álvar Núñez lo tuvo por inspirador. Una vez más al mando, Irala restableció la encomienda, introdujo ganado vacuno en la región y continuó las exploraciones hacia el Alto Perú. En 1552, no obstante, tuvo que abandonar su propósito ya que culminada la conquista del imperio incaico, la tarea de continuar la búsqueda fue encomendada por la Corona al flamante virrey del Perú.
El apodo de Álvar Núñez "Cabeza de Vaca", se debe a que en su escudo nobiliario aparecían siete cabezas de vaca como símbolo de su riqueza ganadera.
Fuente: Kalipedia Uruguay
Fuente: Kalipedia Uruguay
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